Las autoridades marroquíes deben recurrir a tribunales civiles para
volver a juzgar con las debidas garantías a 25 saharauis e investigar
exhaustivamente sus denuncias de tortura, ha manifestado hoy Amnistía
Internacional después de que un tribunal militar les impusiese largas
penas de prisión.
El domingo, el Tribunal Militar de Rabat impuso nueve penas de cadena perpetua y condenó a otros 14 acusados a entre 20 y 30 años de prisión. Otros dos acusados quedaron en libertad tras cumplir en detención preventiva la pena de dos años de prisión que les fue impuesta.
Las sentencias condenatorias se refieren a los actos de violencia que se produjeron durante y tras el desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes del campamento de protesta de Gdim Izik en noviembre de 2010, durante los cuales murieron 11 integrantes de las fuerzas de seguridad y dos saharauis.
“Las autoridades marroquíes han hecho oídos sordos a los llamamientos para que se juzgue a los acusados en un tribunal civil independiente e imparcial. En su lugar, han optado por un tribunal militar donde los civiles nunca son juzgados con las debidas garantías”, ha declarado Ann Harrison, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Resulta preocupante que las autoridades no hayan hecho tampoco el menor caso a las denuncias de tortura y confesiones obtenidas bajo coacción de los acusados saharauis.”
“El uso de tribunales militares, agravado por el hecho de que las denuncias de tortura no se han investigado, pone seriamente en duda la intención de las autoridades marroquíes y si les preocupa más conseguir una sentencia de culpabilidad que que se haga justicia.”.
Los acusados han asegurado reiteradamente que fueron torturados y sometidos a otros malos tratos mientras se encontraban recluidos, y que los coaccionaron para que firmasen las declaraciones, pero no hay informes de que se haya abierto una investigación oficial sobre estas denuncias.
Amnistía Internacional pide una investigación independiente sobre las denuncias de tortura, y que el tribunal desestime toda prueba obtenida bajo tortura o coacción.
El domingo, el Tribunal Militar de Rabat impuso nueve penas de cadena perpetua y condenó a otros 14 acusados a entre 20 y 30 años de prisión. Otros dos acusados quedaron en libertad tras cumplir en detención preventiva la pena de dos años de prisión que les fue impuesta.
Las sentencias condenatorias se refieren a los actos de violencia que se produjeron durante y tras el desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes del campamento de protesta de Gdim Izik en noviembre de 2010, durante los cuales murieron 11 integrantes de las fuerzas de seguridad y dos saharauis.
“Las autoridades marroquíes han hecho oídos sordos a los llamamientos para que se juzgue a los acusados en un tribunal civil independiente e imparcial. En su lugar, han optado por un tribunal militar donde los civiles nunca son juzgados con las debidas garantías”, ha declarado Ann Harrison, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Resulta preocupante que las autoridades no hayan hecho tampoco el menor caso a las denuncias de tortura y confesiones obtenidas bajo coacción de los acusados saharauis.”
“El uso de tribunales militares, agravado por el hecho de que las denuncias de tortura no se han investigado, pone seriamente en duda la intención de las autoridades marroquíes y si les preocupa más conseguir una sentencia de culpabilidad que que se haga justicia.”.
Los acusados han asegurado reiteradamente que fueron torturados y sometidos a otros malos tratos mientras se encontraban recluidos, y que los coaccionaron para que firmasen las declaraciones, pero no hay informes de que se haya abierto una investigación oficial sobre estas denuncias.
Amnistía Internacional pide una investigación independiente sobre las denuncias de tortura, y que el tribunal desestime toda prueba obtenida bajo tortura o coacción.
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