LOS SAHARAUIS, NO BESAMOS MANOS, NI HACEMOS CULTO A LA PERSONALIDAD.

domingo, diciembre 02, 2012

Ex presos de guerra Marroquies liberados por el Polisario, quieren entrevistarse con el rey para mejorar su situación.


Los soldados marroquíes que permanecieron detenidos durante muchos años en las cárceles de Tinduf, tras haber sido apresados por el Frente Polisario, y los que murieron en combate son los grandes olvidados del conflicto saharaui en Marruecos. Los últimos 404 presos fueron liberados el 18 de agosto de 2005 gracias a una mediación de Estados Unidos y la Cruz Roja Internacional. La mayoría estaban en manos del Frente Polisario desde finales de la década de los ochenta.
En total, más de 2.400 militares marroquíes, entre soldados, suboficiales y oficiales, fueron detenidos entre 1976, cuando empezó el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario
Como dice la autora del libro ‘Sáhara. Memoria y olvido’, Yolanda Sobero, “el regreso, tantas veces anhelado y soñado, se convierte en una pesadilla para muchos. Salvo sus propias familias, nadie los espera, nadie cuenta con ellos, nadie les reconoce sus sufrimientos y méritos. Perdieron la juventud y buena parte de su vida en las cárceles del desierto… Cuando volvieron, descubrieron que eran fantasmas en su propio país”. En tiempos de Hasan II, la existencia de presos marroquíes en manos del Frente Polisario era un tema tabú.
 las familias de los presos y de muchos muertos y desaparecidos siguieron olvidadas por parte del Estado y en algunos casos presionadas para que no denunciaran su situación. “Ofendidos y olvidados”, escribe Yolanda Sobero en ‘Sáhara. Memoria y olvido’. El tema de los prisioneros de guerra de Tinduf sigue siendo un tema tabú en Marruecos. En noviembre de 2008, el coronel retirado de la Fuerza Aérea Kadur Tehrzaz fue condenado a 12 años de prisión. Su ‘crimen’ fue enviar tres años antes al rey, que es jefe de las Fuerzas Armadas, una carta en la que el oficial expresaba su descontento por la situación de los presos de guerra liberados, pedía mejoras para ese colectivo y lamentaba que no hubiesen sido promocionados, ni hubiesen recibido honores ni reconocimiento por parte del Estado.
Al-Hajjam piensa que “el Estado marroquí siente como vergüenza por sus presos, muertos y desaparecidos. No ha sabido trabajar bien con este asunto.
 “Estamos convencidos de que su majestad nos haría caso y ordenaría a los aparatos del Estado correspondientes que tomaran medidas para paliar el sufrimiento de mucha gente”. Mientras muchos presos y sus famlias sueñan con ser recibidos un día por el jefe del Estado, en Rabat, enfrente del Parlamento, casi cada día se concentra un grupo de hombres de este colectivo que sólo pide dos cosas: justicia y reconocimiento.

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