LOS SAHARAUIS, NO BESAMOS MANOS, NI HACEMOS CULTO A LA PERSONALIDAD.

martes, enero 19, 2010

¿La ONU es la solución?

Soldados de la MINURSO en Tifariti supervisando los festejos del 20 de Mayo.
A principios de los años noventa la ONU crea una misión para resolver el conflicto saharaui y la celebración del prometido referéndum de autodeterminación. Se han propuesto varios planes pero ninguno ha recibido el visto bueno de las dos partes, por un lado el gobierno de Marruecos y por otro el Frente Polisario. Uno de los principales escollos para la celebración del referéndum es la cuestión del censo. Actualmente el único censo que existe es el que hizo el gobierno español en 1974, el problema es que omite a muchos de los que están asentados fuera de las fronteras artificiales del Sáhara Occidental. Marruecos se opone además a este censo porque no incluye a los miles de marroquíes que a lo largo de estos últimos años se han asentado en territorio saharaui y que votarían en contra de la independencia del Sáhara.
El primer plan de paz de la ONU fue en 1991, conocido como Plan Baker o Tercera Vía, pero fue rechazado. El último plan propuesto fue en 2003 y se conoce como Plan Baker II. Este plan es inaceptable para los saharauis porque otorga unos poderes y competencias al gobierno marroquí que actualmente no tiene. En primer lugar acepta incluir en el censo a todos los colonos marroquíes independientemente del tiempo que lleven viviendo en territorio saharaui. Establece una autonomía para el Sáhara bajo soberanía marroquí, se elegiría un Consejo Ejecutivo con competencias pero la bandera, moneda, aduanas, política exterior e interior, policía y justicia estarían bajo el control de Marruecos. Además se dividiría en dos partes, Marruecos se quedaría con el norte, donde está la mayor parte de la riqueza y el referéndum se celebraría 5 años después de la autonomía.
La ONU ha gastado más de 500 millones de dólares en buscar una solución al problema saharaui y 35 años después está más lejos que al principio. El pueblo saharaui no puede confiar en un organismo que ha demostrado constantemente estar al servicio de los intereses de las grandes potencias imperialistas.
La única solución es la lucha revolucionaria de los saharauis con los jóvenes y trabajadores marroquíes contra el mismo enemigo común: la lucha por el derrocamiento de la despótica monarquía marroquí, contra el capitalismo y el imperialismo que son los responsables de la situación que sufren tanto el pueblo saharaui como el marroquí.

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